EL MENSAJE


Se pregunta quién puede ser, que cada sábado de madrugada le deja un mensaje dentro de un sobre por debajo de su puerta. Sabe que es de madrugada porque ella va tarde a dormir, y a partir del primero que recibió, vigila antes de recogerse. No hay nada, pero al día siguiente por la mañana se lo encuentra. Y no es precisamente un mensaje de amor. Bien, de amor si, pero decirte:

“no abras los ojos si es posible y acariciate con tus manos tan bonitas, lo he soñado tantas veces, me gustaría verlo, verlas sobre tu piel, así, y yo estaría aquí, nadie nos vería y yo estaría aquí, acariciando tu sexo, poco a poco, querida “

es un mensaje de alto voltaje erótico.
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Lo que más intriga Alba, es quien puede ser su anónimo enamorado, pues en la escalera donde vive, no hay ninguno de sus vecinos que dé el tipo, que encaje con el contenido de las misivas. En el bloque, de tres pisos con dos en cada rellano, habitan dos matrimonios mayores, en el primero A y el primero B, jubilados y con no demasiado salud. A estos ya los puede descartar de entrada. En el segundo, ella en el A y el B está desocupado hace más de un año. Queda el tercero, en la A, el Señor Geroni, un jubilado entrañable, de pelo y bigote blancos como la nieve. No! él tampoco, se dice, no parece el tipo de persona que haría algo así. Y ya sólo le queda el vecino del tercero B, hacía poco se había trasladado un joven estudiante de económicas. Podria tener sentido, pero tampoco podía ser, era muy joven y Alba roza la cuarentena, !Oh! a ver si voy a ser una misses Robinson – se dice – convencida de que el estudiante de económicas era el único con posibilidades de ser su anónimo y erótico enamorado. Pero no puede hacer nada, sólo esperar, tarde o temprano el mensaje semanal le dará alguna pista, hay que esperar a que pase el tiempo …

“Siento mi cuerpo sobre el tuyo, tú me dejas hacer, pero me coges fuerte con tus brazos, sigo escarbando dentro de ti, tus labios buscan los míos y nuestras lenguas hablan de amor y deseo, bajas las manos y me coges porlas nalgas, hasta casi hacerme daño y me siento aún más dentro de ti, como si fuésemos un solo cuerpo, encendidos de pasión y deseo “

Y así semana tras semana, sin dar ninguna pista, ninguna señal.
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Alba está ya más que intrigada, no sabe muy bien que hacer y finalmente decide quedarse de guardia el fin de semana siguiente, a ver si de una vez puede averiguar quién es el autor de las misivas.
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Casi se ha dormido cuando alrededor de las cuatro de la madrugada un sobre se desliza por debajo de su puerta, la abre de inmediato, pero sólo acierta a ver unas piernas que huyen escaleras arriba seguido de una puerta que se cierra, sin tener Alba la seguridad de cuál de las dos es. Decidida, sube provista sólo de su albornoz y viendo luz bajo la puerta del estudiante, llama al timbre. Le abre el chico cubierto sólo por una toalla …
- ¿Quién es? pregunta una voz femenina desde el fondo de la casa.
- ¡Ay perdón! exclama Alba, es que alguien ha intentado entrar a robar en casa y me he puesto muy nerviosa, ya está, cualquiera que sea ha marchado corriendo escaleras abajo, no creo que vuelva. Perdonad y buenas noches. El chico cierra la puerta con cara extrañada y Alba se encuentra en el rellano avergonzada de si misma y sin saber que hacer.
La puerta del tercero A se abre y aparece el Sr. Geroni. Sonríe amablemente como siempre.
¿Que le pasa? la veo muy trastornada. Quiere tomar un café o una copita, le irá bien, no he podido evitar oír la conversación sobre el intento de robo, y. …

Alba sonríe. Sí, gracias, una copa me irà bién.
El hombre se aparta y ella entra dentro de la casa, mientras se sienta en el sofá el trae una botella de Cognac y un par de copas. Se sienta a su lado mientras las llena.
- ¿Así que la han querido robar?
Alba decide contarle toda la verdad, bajando la vista, mientras el coñac lentamente llena de calor su cuerpo, le habla de los mensajes semanales y como hoy se ha quedado vigilando toda la noche.
- ¿Has leído el mensaje de hoy?
- No! responde ella sorprendida. Làstima, dice él, era el más bonito de todos, dice así: “Me gusta mirarte, te he mirado durante este tiempo, y aunque no lo sabías, yo te sentía como si fueras mia , si me quieres hacer este favor, sube ahora mismo el tercero A, aunque sólo sea para una sola noche, creo no pido mucho, sube, y simplemente cierra los ojos y déja que te acarie y, por noche, por una sola noche, seas de verdad mía".
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Alba levanta los ojos y le mira, se acerca a él y abrazándole le besa en los labios. Se lo ha ganado Sr. Geroni, a mí también me gusta Alessandro Baricco. Tendrá su noche – le dice – mientras el albornoz se desliza lentamente hasta llegar al suelo ….

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