UN FINAL FELIZ

Qué tiempos aquellos, cuando vivía con mi padre, y no veía la televisión. Las tardes, eran interminables en la Colonia Tepeyac, cerca de la Villa, exactamente a dos cuadras de la Calzada de la Villa. Tardes dedicadas a traducir a los poetas franceses de la Generación Eléctrica, sentado en la cama, junto a la ventana del patio de cemento. Las palomas que mi padre se comía los domingos, cantaban, es un decir, los jueves y los viernes, y ensanchaban la zanja. ¡Las palomas en el palomar de cemento! ¡Y sin el zumbido de la televisión! 


Un final feliz 
En México 
En casa de mi padre 
O en casa de mi madre 
Un minuto de soledad 
La frente apoyada 
en el hielo de la ventana 
Y los tranvías 
en los alrededores 
de Bucareli 
Con muchachas fantasmales 
que se despiden 
Al otro lado de la ventana 
Y el ruido de los automóviles 
A las 3 a.m. 
Y los timbres 
Y los paisajes de azotea 
En México Con 21 años 
Y el alma aterida 
Helada 


Un final feliz”, de Roberto Bolaño 
en La Universidad Desconocida, 2007 
blog descontexo.blogspot.com

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