Zaratustra salió de su cueva ardiente y fuerte como el Sol cuando sale detrás de montañas oscuras, y dijo al Sol –radiante astro- ¿qué sería de tu dicha si no tuvieses aquellos para los que brillas?- y si permaneciesen encerrados en sus cuartos en tanto ya estás levantado y vienes a obsequiar y repartir, ¡cómo se encolerizaría tu orgullosa vergüenza! Pues bien, duermen todavía esos “hombres superiores” en tanto yo estoy levantado. No son ellos los que espero aquí en mi montaña. Federico Nietzsche
El guionista caprichoso
-
I
A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas
llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempre sin
avisar...
0 Comentarios